...no se cual es mi misión en esta vida...

por Renata González y Hermanos honestos que han compartido sus inquietudes acerca de Un Curso de Milagros

G: Hola Renata:
Espero me recuerdes soy G. …, no se por donde empezar, me han pasado muchas cosas fuertes en estos tres últimos años, hace dos años me separe, bueno no entrare en muchos detalles, mi inquietud ahorita es que estoy un poco confundida respecto a mi, no se cual es mi misión en esta vida, hace poco me quería suicidar, pero desde que me acerque a Dios mi vida ha cambiado, solo que no encuentro todavía mi camino. Me dedico a los bienes raíces y tengo tiempo que no puedo cerrar ninguna operación, realmente no se si este es mi camino, aunque siento que me han dado muchas señales de que si. Por que hace 4 meses me salí de una inmobiliaria y ahora estoy por mi cuenta, me han llamado colegas para pedirme propiedades, siento que el foco sigue prendido, solo que a veces siento que no es por may.

Tengo un hijo, con el cual la relación no es muy buena siempre me está llevando la contra, es un niño demasiado tímido, inseguro, callado y eso no me agrada, el está en terapia y a su papá no lo ve desde hace 1 año y medio. Me cuesta trabajo el dialogo con él y me desespero fácilmente. El me culpa de que no esté con su papá. Porque el papá le decía que mamá era la que no quería estar con ellos, siento que tiene cierto rencor contra mí.

No quiero cansarte, espero me entiendas mil gracias.

renata:

Querida G.:

¡Claro que te recuerdo y cómo crees que cansas, en absoluto! Al contrario, te agradezco que me compartas y me permitas sanar contigo y es siempre para mí un placer que nos acompañes en clase. Eres un Ser muy hermoso, atento y elegante, gracias por estar con nosotros en este camino. G., los tiempos de cambios que parece que el suelo debajo de nosotros hubiese dejado de tener la solidez que acostumbraba, nos asusta mucho y normalmente interpretamos que nos está yendo muy mal. En realidad son momentos decisivos, ejes que dan la vuelta de campana a nuestras vidas y nos permiten los avances más fenomenales en nuestro crecimiento interior. Sé lo difícil que es aceptar esto, pero en algún punto nosotros mismos elegimos estas grandiosas oportunidades de cambio, esa sacudida hacia el crecimiento interior. Los conozco personalmente pues mi historia ha tenido más de estos de los que yo hubiese deseado. Estos han sido puntos ciertamente decisivos en el transcurrir de mi vida. Lo que quedó después de sanar esto, fue un ser mucho más auténtico, menos miedoso y más comprometido con la vida.

G., la misión en la vida no es necesariamente una profesión o va acompañada de una profesión. Eventualmente, la profesión tiende a empatar esa misión pero no necesariamente o no del todo. Normalmente tiene otro propósito mucho más elevado que la profesión. Un Curso de Milagros nos habla de que a pesar de que nuestra única función en común con ayuda del Espíritu Santo, es el perdón y por tanto el deshacimiento de nuestros miedos, juicios e ilusiones que hemos forjado; también nos dice que aprovecha tus capacidades ya reconocidas y desarrolladas por propia voluntad anteriormente o en este y sucesivos momentos y determina una función “especial” dentro del plan. La Voluntad de Dios y por lo tanto la nuestra, que es nuestra felicidad y nuestra paz, tiene que ver más con dar desde el esplendor de tu Ser, en total Amor y armonía con el todo. Es prácticamente un acto de gracia. Es un rol específico a través del cual damos a otros. Es una forma concreta en la que aprendamos a dar desde nuestra generosidad, en donde aprendemos que es dando como aumentamos nuestro capital espiritual. Es diseñado a partir de nuestras fortalezas y nuestros dones y talentos únicos. Esto nos permite aprender una de las lecciones que más nos cuestan, que dando es como regresamos a nuestro Ser pleno. Esa función especial que nosotros interpretamos como nuestra “misión en la vida”, es nuestra forma singular de expresar la Voluntad de Dios y extender el Ser que somos. Y es al hacerlo que de repente comenzamos a recordar quien somos, a descubrir nuestro propio Ser, a reconocernos valiosos, amorosos y llenos de sublime poder, el del Amor. Para encontrar esta función es imprescindible comenzar a seguir tu corazón, volverte muy, pero muy atenta a lo que te está diciendo tu corazón, y dándole mayor importancia a realizar aquello que me da entusiasmo y me hace vibrar en la nota armónica más alta de mí Ser. Sólo caminando y realizando todo lo que siento entusiasmo de hacer extendiendo lo que yo Soy, Amor, es que descubro mi función “especial”, mi propio Ser y a Dios. Ten paciencia contigo misma, se irá desarrollando.

Ahora, el tema de los Bienes Raíces, bueno sería conveniente sanar, primero que nada lo que está obstaculizando tus logros, porque en realidad, nada tiene que ver que te encamines a tu función especial con que no tengas resultados exitosos y para muestra un botón. Conozco a una maestra maravillosa de milagros que por respeto no diré su nombre, que un día decidió que deseaba comprobarle a sus alumnos que estaban equivocados y que una mujer en la tercera edad no solo puede conseguir trabajo, sino que puede tener éxito. Aún alguien que se ha dedicado por 18 años a dar Un Curso de Milagros. Pues efectivamente, tomó la opción con TODA ALEGRÍA Y AMOR, y tuvo un éxito fulminante, nada menos que en Bienes Raíces. Esta es una historia reciente y verídica. Ahora que ya lo demostró, ha decidido retornar a su vocación. Verás, no tienes porque no tener éxito, y tampoco estás en un lugar inadecuado para tu momento presente. Nadie lo está. Estás en el mejor lugar en el que puedes estar y tienes derecho a tener éxito en los Bienes Raíces aún cuando mañana decidas que ahora te dedicas a otra cosa porque llena más tu alma. Así que yo te sugiero hacer una limpieza de pensamientos con relación a este tema. Utilizando la herramienta divina que ya conocemos:

1.- Observas tus sentimientos que están contribuyendo al fracaso o la obstaculización del éxito en tus labores presentes, sin penas y sin culpas. Sólo obsérvalos con total honestidad, sin enjuiciarlos. Acepta que los tuviste. Acepta que no son reales y que no tienen ninguna consecuencia y acepta que son mentira, que son una ilusión.
2.- Pide al Padre, sanar estos pensamientos que están contribuyendo a esta situación permanezca como la percibes
3.- Da tu consentimiento para que el Espíritu Santo intercambie estos pensamientos por uno más digno del Hijo de Dios que tú eres
4.- Ábrete a recibir su sanación
5.- Dices: G., perdóname por traer a tu experiencia esta situación que no mereces. Perdóname por haber convocado esto para ti… (lo que te nazca decir) y repites muchas veces: perdóname. Lo siento mucho
6.- A mi Padre: Gracias Padre, Gracias G., muchas veces
7.- Te amo Padre, Te amo G. muchas veces
Si piensas en alguien más como afectado por esto, también lo incluyes y le pides perdón. Este ejercicio es bueno repetirlo diariamente por 20 minutos al menos hasta ver desvanecerse las condiciones que habías convocado. Si lo haces muy honestamente, al momento de observar tus sentimientos y pensamientos que contribuyen a esta situación, te puedes preguntar:
¿Cómo me siento con relación a esto?
¿Cómo me veo a mí misma en esta situación?
¿Creo que alguien más está afectado?
¿Qué dice de mi esta afectación que yo creo que le sucede a este otro?

Cada día estás perdonándote otros pensamientos equivocados, como que no mereces ser abundante, que tu vida está acabada, que tu hijo tiene razón en estar resentido contigo porque no puedes proveerlo, etc., etc. cualquier absurdo, yo sólo te pongo los que podrían estar en mi mente, deben pasarse por esto 7 pasos, en sesiones de al menos 15 minutos, no menos.

Con relación a tu hijo, sería el mismo ejercicio, porque esta herramienta aplica para absolutamente todo lo que tengamos que sanar:
1.- Observas tus sentimientos y las percepciones que tienes de tu Hijo que están contribuyendo a la relación que tienes con él y a la percepción que tienes de él (que tú sabes está equivocada, porque el es perfecto), sin penas y sin culpas. Sólo obsérvalos con total honestidad, sin enjuiciarlos. Acepta que los tuviste. Acepta que no son reales y que no tienen ninguna consecuencia y acepta que son mentira, que son una ilusión.
Preguntas que puedes hacerte:
¿Cómo veo a mi Hijo? Tú ya contestaste aquí que tímido, inseguro y callado
2.- Pide al Padre, sanar estos pensamientos que están contribuyendo a esta situación permanece como la percibes
3.- Da tu consentimiento para que el Espíritu Santo intercambie estos pensamientos por uno más digno del Hijo de Dios que Él es
4.- Ábrete a recibir su sanación
5.- Dices: G., perdóname por traer a tu experiencia esta percepción errada con relación a tu amado Hijo. Perdóname por haberte convocado para ser testigo fiel de este juicio que tú hiciste… (lo que te nazca decir) y repites muchas veces: perdóname. Lo siento mucho
6.- A mi Padre: Gracias Padre, Gracias G., (muchas veces)
7.- Te amo Padre, Te amo G. (muchas veces)
Si piensas en alguien más como afectado por esto, también lo incluyes y le pides perdón. Por ejemplo, que es una manera de castigar a tu esposo.
Este ejercicio es bueno repetirlo diariamente por 20 minutos al menos hasta ver desvanecerse las condiciones que habías convocado. Si lo haces muy honestamente, al momento de observar tus sentimientos y pensamientos que contribuyen a esta situación, te puedes preguntar:
¿Qué pensamiento hay en mí que contribuye que mi esposo no vea a mi Hijo?
¿Qué pensamiento hay en mí que hace que me desespere con facilidad? Ojo: no importa cuál sea, el chiste es que además de ese hay más y tú pides a Dios que quite el que sí puedes ver y todos los otros.
¿Qué pensamiento hay en mí que hace que mi Hijo me lleve la contra? Y ese el que sea lo perdonas y te abres a que cure más, si es que hay más.

G., si deseas que hagamos esto juntas, te propongo que lo hagamos por messanger, he ayudado a otras personas con esto. Mi cuenta es renata@cursodemilagros.com.mx; dime cuando y a qué hora para estar conectada.

Mi amor te doy, mi paz te dejo, mi luz contigo…

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